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Agosto de 1991 es el inicio…
El pulso original y creador de aquello que nos hace sentir orgullo y pasión por lo que somos.
Es una mañana más en Brooklyn, cruzada por sirenas y aroma a café recién hecho. No es una mañana más para Héctor Rolotti y un sólido grupo de amigos, eso y su sueño es todo y lo único con lo que cuentan. Novecento nace así.
Una pequeña heladería como las de Argentina, que luego incorpora una máquina de café, y luego un sandwich, una ensalada, un panqueque a su propuesta y esa onda particular que le saben imponer aquellos que saben que tiene todo por ganar y nada que perder.
Pronto, Héctor descubre un incipiente barrio en Manhattan que aún no da signos de movimiento pero él presiente algo y muda 900 a las entrañas mismas del SoHO neoyorquino.
343 West Broadway fué la piedra angular de lo que conocemos hoy como Novecento. Con una propuesta noble y una cocina honesta, Rolotti descubre que la nostalgia es un buen negocio, y que puede cocinarla, servirla, expandirla…